Nadie me explico...
Cuando estuve embarazada, Nadie me explico, que esa grasa que iba acumulando en las caderas iban a ser reservas de grasa que luego irían a la leche de mi bebe.
Nadie me explico que no importaba el tamaño de mis pechos y la forma de mis pezones, porque siempre iba a ser capaz de amamantar.
Nadie me explico que no era necesario comprar biberones, de los que anti cólicos, de los del chupón “anatómico”, o de flujo lento, si yo estoy diseñada con el modelo más perfecto que la naturaleza me ha dado para acoplar mi pecho simétricamente con la boca de mi bebe y alimentarlo.
Nadie me explico que no gastará tanto dinero en la cuna más grande ni en decoración o decorador, porque luego el bebé dormiría en mi cama y que su cuna solo serviría para poner peluches.
Nadie me explico que gastar dinero en esterlizador, calentador especial de biberón y demás implementos iba a ser en vano.
Nadie me explico que esos libros para padres y futuros padres donde dan "consejos" de hacer dormir toda la noche a un bebé o de crianza iban a quedar en el estante, y que haría lo contrario a lo que ellos dicen "se debe hacer".
Nadie me explico que sin importar el tipo de parto siempre sería posible el contacto precoz piel con piel con tu bebé y que puedes amamantarlo apenas nace. Y que mi leche sería el único alimento que necesitaría para sus primeros días.
Cuando nació mi bebé, nadie me explico que iba a hacer lo que mi instinto dice y lo que mi intuición indique, nadie me dijo que ese día iba a ser único e irrepetible y que lo más importante es estar constantemente con tu bebé, cargarlo y amamantarlo sin restricciones ya que jamás puedes cargar mucho tiempo o malcriar a un bebé tan pequeño que lo único que necesita es a su madre cerquita, pegadito al pecho donde la pueda sentir y oler, y donde encuentra paz al recordar su vida en el interior de mamá y saber que fuera de ella seguirá junto a ella.
Nadie me explico que sentir miedo era normal porque la maternidad es un aprendizaje constante, que muchas callamos pero que todas compartimos.
Nadie me explico que mi vida cambiaría por completo y que todo iba a ser nuevo, cada día sería una prueba de amor y entrega constante.
Nadie me explico que los hijos llenan tu vida como nada en este mundo puede hacerlo y que todo el cansancio vale la pena al ver una sonrisa, al tomar una manito caliente, un abrazo de pequeños brazos en el cuello, o al escuchar una pequeña voz que te dice gracias mamá.
Nadie me explico que ser mamá sería tan maravilloso.
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