EL ÁRBOL GENERESO.
Un árbol, para que llegue a dar sus frutos, el árbol requiere muchos cuidados.
Lo primero que hay que hacer es preparar la tierra para plantarlo; ha de estar la tierra bien regada, sin malas hierbas ni piedras que impidan a sus raíces extenderse y agarrar profundamente la tierra.
Después, es necesario tener una gran paciencia para permitirle crecer a su ritmo. También es necesario darle tiempo para reponer fuerzas, para recobrar la salud. En una palabra, hay que estar pendientes de él con un gran cuidado.
Al árbol hay que darle también sus oportunidades. Hay que podar las ramas secas para que la savia pueda llegar sin dificultad hasta las ramas más pequeñas y más alejadas del tronco.
Hay que apuntalarlo para que resista las tempestades. Si es frágil y está mal cuidado, resistirá poco y será arrancado de cuajo.
Hay que preservarlo de los bichos que se cobijan en el y le destruyen quitándole las fuerzas. Hay que preocuparse de él en todo momento.
¡Entonces sí que será capaz de dar los frutos esperados, sabrosos y nutritivos!
Nosotros somos parecidos a los árboles. Nuestros frutos son nuestras obras y nuestras palabras. Si permanecemos plantados en la Palabra de Jesús, en su Evangelio, entonces daremos frutos, si vivimos desde lo mejor de nosotros mismos, dones, cualidades, talentos, seremos victoriosos y felices!..
Nuestras obras y palabras tienen que estar enraizadas en Dios y en lo mas lindo que somos y tenemos, entonces nuestros frutos serán frutos de amor, de esfuerzo, de dedicación y perseverancia!..🍎🍃🍎🍃🍎...
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