ENTREGO TODO...
Desde este momento entrego todos mis problemas al poder divino, pues no hay nada que quede sin solución.
Entrego mis angustias a la confianza y me permito entender que todo tiene su cauce.
Entrego mis miedos a la fe, la más poderosa energía que disuelve dudas y temores. Mi fe es grande, constante y solo rinde frutos buenos.
Soy consciente de mis decisiones y no voy contra de ellas, si no que fluyo con ellas y aprendo lecciones importantes.
Entrego al Universo lo que no son mis deseos, lo que me duele, lo que me lastima, lo que me hiere, lo que no necesito y lo que no me hace feliz. Sé que todo eso en polvo de estrellas se convierte y lo único que queda es su destello iluminando mi camino de infinita bondad y crecimiento.
Nada malo me acontece pues todo lo contrario a mis necesidades y anhelos lo transformo mediante paciencia y gratitud creando bienestar en mi vida.
Así es, así sea, hecho está.
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